Formación y entorno

Etiquetas: , ,

El entorno social, a través de intercambios aprende naturalmente, sin una estructura premeditada de enseñanza. La característica principal de esta enseñanza es la interacción, el intercambio niño-adulto. El niño aprende a hablar con los adultos a su alrededor por medio de una relación de interlocución.

El mecanismo de interacción rige la adquisición del lenguaje, teniendo el niño una función activa y creativa en el desarrollo de lo que será su lenguaje.

Parte de esta adquisición es motivada por adultos, quienes a través de un código o considerado también como un sub-código: “baby-talk” en el que el adulto se encarga de adaptar su lenguaje con el fin principal de mejorar y controlar la eficacia en la compresión de los mensajes recibidos o emitidos. Características de este lenguaje son las siguientes:

• Alto uso de mímicas, gestos o movimientos que apoyen, de forma intencional, el contenido a expresar
• Se emplean más pausas de las habituales, con el fin de dar un tiempo en el que el niño logre comprender lo que se está emitiendo.
• Se privilegia la pronunciación de forma más exagerada de la normal para que el niño logre adquirir, por medio de lo que sobresale, la correcta utilización de términos
• Uso de palabras repetidas con la intensión de que por medio de estas, necesarias y básicas, el niño logre adquirirlas a su lengua.

Estas son algunas de las estrategias del antes mencionado “baby-talk” que permiten que el niño tenga una comunicación más fructífera con el contexto que lo rodea, en este caso, con el mundo de los adultos, haciendo ellos que el mensaje, las relaciones establecidas, sean comprendidas de manera óptima.

Un rol activo es el que logra el niño, como se mencionaba anteriormente, a través de manipulaciones de los datos que tiene a su alcance éste, de forma acertada otras desajustadas a lo cotidiano del uso normal del lenguaje, comienza la formación de palabras, a trabajar con prefijos, sufijos o conjugación de verbos. Estos son los denominados ‘neologismos infantiles’, por ejemplo: vacido – vacío; rompido- roto.

La personalidad condiciona la formación, desarrollo, mejora y todas las formas en que se plasme la constante constitución de la lengua, incluso las deformaciones, perturbaciones o cualquier detractor en el desarrollo del niño.
Desde los primeros momentos de vida del niño éste trae una determinada pulsión, esta está biológicamente determinada, pero es más tarde puede ser estimulada o, por el contrario, desviada por un entorno que no impulse al niño. De este modo existen niños que una pulsión débil y otros con pulsión fuerte.

La forma de hablar determinará también la forma de hablar del niño, ya sea por la rapidez o lentitud con la que se exprese, la calidad de las emisiones, problemas como el tartamudeo, etc. que afectan en la personalidad.

El momento cronológico en el que el niño comienza su desarrollo también es factor determinante en la formación del habla y, por consiguiente, en la personalidad. Por ejemplo, si un niño no es estimulado para comenzar a relacionarse en el momento en que tenga que enfrentarse a la enseñanza pre-escolar éste no poseerá la seguridad al establecer diálogos, llegando hasta poder sufrir el niño trastornos de personalidad.

Son muchos los factores que pueden determinar la formación del habla del niño y su constante desarrollo, pero se considera que la relación entre el niño con su entorno de adultos es el que en primer lugar determina al niño, ya que del mundo de los adultos se pueden crear formas de combatir los detractores que no permitan al niño la correcta o adecuada formación del habla, objeto determinante para las próximas actividades que desarrollará en el futuro. Luego de los seis años o al ingresar a la enseñanza pre-escolar los adultos que inciden en la formación lingüística del niño van perdiendo protagonismo en el entorno del niño, aunque serán un factor que siempre estará, no tendrá el mismo valor, ya que el niño comenzará a verse afectado por nuevos factores determinantes como las relaciones que establezca, la personalidad, el nivel de inteligencia o muchas determinantes que complementarán el rol del adulto en la vida lingüística del infante.

Lo socio-económico es otro factor que determina la forma de expresión del niño, este factor lo acompañará toda la vida, ya que el entorno social le entregará variada información en cada momento y lo económico se encarga de determinar relaciones, por medio de la discriminación, entre personas de mismos rangos económicos, permitiendo menos acceso a información, menos alcance de conocimientos en la enseñanza superior en estratos con menos acceso a recursos económicos.

Los factores afectan al niño de manera importante, ya que son los que incitan o inhiben al niño en la conformación del elemento que será determinante en su desarrollo, desde el nacimiento hasta la muerte de la persona, el habla.

Comments (0)

Publicar un comentario